En
Ucrania, un país de 46 millones de habitantes, hay 14 millones de asalariados,
casi 6 en el sector industrial. Entre 5
y 6 millones son emigrantes: 3 millones y medio están en Rusia, 1 millón en la
U.E. Ya son, a todos los efectos, parte del
“obrero europeo” como los 36 millones de asalariados, 15 en la industria, que
en toda la Europa Oriental
a partir de los años Noventa se han transformado en un eslabón de la cadena de
producción europea. Proletarios de una “China de Europa”, donde deslocalizar,
producir componentes e implantar nuevas fábricas con bajo coste de producción.
Aquí
está la paradoja: el “sueño europeo” para los obreros en Ucrania son las
condiciones de Polonia, mientras los sueldos polacos, húngaros o rumanos son la
ganzúa con la cual se abre toda Europa a la reestructuración. Así ha sido en el sector del automóvil y se
extiende a todos los sectores: en Polonia el coste del trabajo es de 7 euros a
la hora, frente a uno muy superior de media en la U.E.
Además,
para los ucranianos Europa es doblemente madrastra. Si están fuera de las
fronteras europeas, mantenidos en vilo en el jirón más externo del infierno de
la reestructuración europea, es precisamente porque Polonia, Hungría, República
Checa, Rumania y Bulgaria, etc., están dentro. Es el clásico reparto de los
bandidos del cual hablaba Lenin, entre el imperialismo europeo y el
imperialismo ruso. Se ha dejado a aquél proletariado elegir entre el calvario
de la emigración en las centrales del imperialismo europeo y la explotación por
sueldos ínfimos en las fábricas de los oligarcas corruptos, o la precariedad en
las minas en el cinturón del óxido del Donbás en crisis.
Hay
más. La última infamia de la crisis ucraniana es que en el reparto imperialista
aquellos asalariados, atraídos por el espejismo europeo, se convierten en la
presa de las enfermas ideologías del nacionalismo o de las escorias del mito
ruso del estalinismo.
La única
alternativa es la oposición comunista al imperialismo europeo y a todos los
imperialismos. La única vía es la unidad internacionalista de nuestra clase.